Semenggoh, a las afueras de Kuching, es quizás, el mejor sitio del mundo para ver orangutanes en semi-libertad. Después de nuestra experiencia en Sepilok, no nos podíamos perder la segunda ocasión para ver a estos primates tan increíbles.
Así pues, una de las razones para visitar Kuching, fue poder llegar hasta Semenggoh, y creo que fue mucho más increíble que Sepilok. Bueno, son lugares diferentes, Sepilok es un centro de rehabilitación de orangutanes, y Semenggoh es una reserva natural, pero es cierto, que también recuperan orangutanes huérfanos o que han sido capturados y usados como mascotas (algo incomprensible).
Orangutanes en Semenggoh
En el parque hay treinta orangutanes, pero ya son unos cuantos los que han nacido allí. No todos van a comer a las dos plataformas con las que cuenta el lugar, de hecho hay algunos que no han ido en años. Y es que pueden conseguir fruta en la jungla, salvo en una época del año en el que excasea más, y por lo tanto se acercan más a menudo hasta las plataformas para poder comer. Esta extra alimentación les ayuda a estar sanos.
Si quieres ver orangutanes, algo que no está garantizado, las horas a las que tienes que estar en el parque es a las 9 de la mañana y a las 3 de la tarde.
Así que a las 9 de la mañana puntuales llegamos hasta Semenggoh. Y sorpresa, allí se encontraba Ritchie, el orangután macho alfa más viejo del lugar, ni más ni menos que treinta y cinco años tiene.
Ritchie, además, es una especie de celebridad en el parque, ya que fue rescatado hace mucho tiempo, y su carácter es terrible si llega a la plataforma y no está preparada la comida.
Estuvimos viendo bastante de cerca a esta inmensidad, es realmente grande, comiendo a su aire, sin prestar ninguna otra atención que no fuera pelar y comer bananas.
Después de unos minutos, sucedió algo increíble (puede que pase muchos días, pero nosotros lo vimos y alucinamos), de pronto se dio la vuelta y se dirigió hacia donde estábamos observándole. Caminaba tranquilo, pero imponiendo un gran respecto, miraba como si no pasara nada, pero advirtiendo que es él el macho alfa y nadie más.
Camino hasta llegar a unos diez metros de nosotros y tomó el camino hacia la izquierda, volvía a la jungla.
Esto sucedió en la primera plataforma que se encuentra en la misma entrada del parque. A continuación, un ranger nos contó dónde nos iba a llevar y cómo debíamos comportarnos. Las reglas que hay que seguir son de sentido común, no hablar alto, no chillar, no hacer movimientos bruscos, no apuntar nunca a los orangutanes con palos, con la mano, etc. En resumen, no molestarlos, ya que estamos en su hábitat.
Así que tomamos un camino de unos diez minutos andando hasta que llegamos a la siguiente plataforma de comida.
Allí, nada más llegar, aparecieron dos orangutanes jóvenes, que estaban jugando, a lo suyo, no tenían ganas de comer, porque a penas comieron, pero sí de saltar de árbol a árbol, de liana en liana.
Y allí estuvimos un buen rato disfrutando de su presencia, hasta que llegó una orangután con su bebé. Se dirigió con cautela hasta la plataforma para poder comer algo, y lo consiguió sin problemas, aunque siempre poniendo un ojo en los dos orangutanes jovenzuelos, que nunca se sabe.
Nos contaron los ranger que la cría tenía dos meses, y nos enseñaron fotos de cuando nació, una preciosidad.
Y así pasamos otra increíble hora entre orangutanes, por segunda vez. Pasamos sólo una hora, yo hubiera estado varias más, porque las visitas duran una hora, de 9am a 10am y de 3pm a 4pm.
Sin duda es un lugar que no puedes dejar de visitar si vas al Borneo Malayo, junto con Sepilok. Al final, llegar hasta estos parques también es contribuir de alguna manera a conocer la muy dura realidad de estos primates.
La desgracia es que tengan que existir este tipo de lugares, ya que cada vez hay menos hábitat debido a las plantaciones de aceite de palma, que en Borneo ocupan ya el 40% del total de la isla.
Una auténtica barbaridad, ya que el proceso de deforestación y todo lo que conlleva están destruyendo uno de los bosques primarios másk antiguos del planeta.
La alegría de ver orangutanes es contenida por la tristeza de saber por qué están ahí y no en su hábitat. Por qué llegan huérfanos, o salvados del comercio ilegal de animales o usados como mascotas. También esta visita a Semenggoh es una lección sobre lo que estamos haciendo los humanos sobre el planeta.
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Cómo llegar a Semenggoh
Hay dos maneras de llegar hasta Semenggoh desde Kuching, una es la sencilla pero más cara, negociar con un taxi un buen precio para ir hasta allí, que nos espere esa hora y volver. El precio suele ser entre 120RM y 140RM.
La otra manera es tomar un autobús desde Kuching hasta la entrada de la Reserva Natural.
Hay dos compañías que hacen este trayecto. Salen desde la estación de autobuses de Saujana, está situada al final de Jalan India. La primera compañía es City Public Link, y el bus que tienes que coger es el K6, sale de Kuching a as 7:15am, 10:15am y 1pm. Las horas de vuelta son 8:45am, 11:15am, 2:15pm y 4:15pm. El precio es de 3RM y tarda alrededor de 45 minutos en llegar.
La otra compañía es Sarawak Transport Company, bus número 6. Salen a las 6:45am y 12:15pm. Los que vuelven a Kuching lo hacen a las 10am y 3:45pm. El precio también es de 3RM
Alojamiento en Kuching
Kuching es una ciudad donde te puedes dar el lujo de alojarte en un hotel de varias estrellas. Los precios son bastante asequibles, y bueno, de vez en cuando apetece dormir en una muy buena y cómoda cama.
Nosotros nos quedamos en el Hotel Ariva Gateway. Está justo al lado de Jalan Padugan, en uno de los edificios altos de la ciudad.
Tiene un aspecto un poco antiguo, pero también tiene una piscina en el piso más alto con unas vistas increíbles de la ciudad.
La verdad que aprovechamos una tarde a darnos un chapuzón para quitarnos el calor que teníamos.
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Puedes ver otras opciones en el siguiente enlace, Alojamiento en Kuching.
Seguro de viaje Malasia
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