Viajar en taxi-brousse por Madagascar, una historia de amor y odio

El taxi-brousse es el medio de transporte por definición en Madagascar, allí donde quieras ir tienes dos opciones, o bien gastarte un dineral en un coche privado (siempre hay que pagar dos trayectos aunque sólo hagas uno, el motivo, pagar la gasolina de vuelta al conductor), o bien hacer uso del transporte más popular del país.

Nosotros, durante nuestro viaje a Madagascar hicimos uso del taxi-brousse en casi todas las ocasiones, menos el trayecto Antananarivo–Antsirabe.

El taxi-brousse en Madagascar

¿Por qué es una historia de amor odio? Pues sencillo, por lo general tus compañeros de viaje malgaches van a ser protagonistas de tu historia en el viaje, te van a hacer sentir como uno más, y no te faltarán las anécdotas. Siempre he pensado que cuando vas a otros países hay que comer su comida, viajar como ellos e intentar interaccionar al máximo, a pesar de las barreras idiomáticas con la gente local.

El odio tiene que ver con otros factores que hace que en ocasiones el transporte en Madagascar sea un infierno por las horas que duran los trayectos, el estado de las carreteras y la desesperación por las interminables paradas que hacen.

Nuestra historia donde acabamos odiando el taxi-brousse fue el trayecto que hicimos desde Antsirabe hasta el Grand Tsingy. Este trayecto de unos 400 kilómetros duró más de lo deseado por varias circunstancias.

Pero antes, hay que poner un poco en antecedentes sobre el número de kilómetros de carreteras en Madagascar. La zona del mundo donde se supone que hay menos kilómetros de carreteras por kilómetros cuadrados de territorio es la zona sub sahariana, con unos 33 kilómetros, pero en Madagascar hay 11 kilómetros. Básicamente hay cuatro carreteras principales, la que va desde Antananarivo hasta Toamasina, la que va desde Antananarivo hasta Toliara, y la que va desde Antananarivo hasta Ambanja, y por último, la que va desde Antsirabe hasta Morondava.

De todos modos, yo me atrevería a decir que la zona del mundo con menos carreteras es Papúa Nueva Guinea, aunque nunca hemos estado.

Así pues, con estos datos, ya te habrás dado cuenta que moverse en Madagascar es un factor que va a afectar a tu viaje por esas tierras.

Tardamos dos días en llegar desde Antsirabe hasta el Grand Tsingy, y hubo un poco de todo. Los horarios en Madagascar se marcar por el momento en el que el taxi-brousse se llena, así pues si el tuyo sale a las 8, puede que la hora real sea las 9 o 9:30. De modo que ya empezamos con retraso.

El número de paradas que hace el conductor depende, salvo dos excepciones de él. Esto ocurre porque intentan optimizar las ganancias al máximo posible, en un país como Madagascar eso no se puede reprochar. Nuestro conductor no hacía más que parar y discutir con todos los pasajeros, algo que resultó demasiado cansino.

Por otro lado, debido al estado de las carreteras, que no suele ser el mejor, no suelen conducir de noche. Y a esto hay que añadir que por la noche los asaltos a taxi-brousses suelen ser habituales. ¿Quiénes los asaltan? Los ex ladrones de cebúes.

Hasta hace unos años, en muchas zonas de Madagascar, especialmente en la carretera que va de Antsirabe a Morondava, había muchos robos de cebúes por parte de bandas dedicadas a este menester, pero cambiaron de objetivo porque era más rentable asaltar taxi-brousses. Así pues, como en cada pueblo hay un control de policía o ejército o de los propios habitantes, suelen informar a los conductores del estado de seguridad de la carretera.

A nosotros nos paró el ejército el taxi-brousse y tuvimos que hacer noche en un pueblo en medio de la nada, Ambatolahy. No éramos los único, pues estaba lleno de taxi-brousse y camiones estacionados. También había varios soldados armados con fusiles, una situación un tanto extraña.

Tuvo su punto entretenido, pues éramos los únicos extranjeros y varios malgaches estaban preocupados por si estábamos a gusto. Además cenamos comida realmente local. Por otro lado, dormimos en la única pensión del pueblo, toda una experiencia. Así pues, a esas horas que debíamos estar en Morondava, aún estábamos a medio camino.

A todo esto hay que añadir que los taxi-brousse no son nada cómodos. Lo mejor es poder elegir, pagando un poco más, los asientos de al lado del conductor, los único que respetan como un asiento-un pasajero. No tuvimos suerte e íbamos en la última fila. Los taxi-brousse se cargan hasta arriba de pasajeros y carga, esto último en la parte de arriba, donde también iban nuestras mochilas. Cuando digo que se llenan de carga, hablo de bicis, motos, sacos con lo que sea y gallinas.

Ese día nos tocó levantarnos a las 4 de la mañana para seguir el camino, ya habían limpiado el camino de asaltantes, o los asaltantes se habían ido a dormir, o incluso el conductor pudo pensar que ya no habría peligro, bajo su criterio…

Desayunamos en otro pueblo en medio de la nada, unas bolas de arroz fritas exquisitas, de nuevo, probando comida local, muy local.

Y entre parada y parada llegamos hasta Mohabo, otro pequeño pueblo que ni siquiera aparece en el mapa. Allí ya tomamos un 4×4, ya que el camino dejaba de ser asfaltado para ser de tierra.

Este trayecto fue terriblemente cansado, agotador.

Por otro lado, siendo justos, el trayecto que hicimos desde Antsirabe hasta Antananarivo en taxi-brousse fue según lo previsto, algo menos de cuatro horas y con las paradas justas.

Otro de los puntos negativos que tienen los taxi-brousse son las estaciones. Nosotros sólo sufrimos la de Antsirabe, y por comentarios de otros viajeros, mucho mejor que la de Antananarivo. Cuando llegas, una multitud se te echa encima intentando llevarte al taxi-brousse por el que cada uno de ellos recibe su comisión, así que imagínate quince personas intentando llevarte cada uno al suyo.

Puede resultar algo violento, pero la realidad es que ellos sólo quieren la comisión. Lo mejor es respirar, sonreír y no dejarse llevar por nadie.

Y aquí es donde vienen los consejos para hacer más llevadero y elegir bien el taxi-brousse que vas a usar para desplazarte.

Cuando llegues a la estación de taxi-brousse, lo harás por medio de un pousse pousse, que es una especie de rickshaw. Pídele que te deje, si el resto de los de la estación le dejan, en las taquillas de las compañías. Si no, tómate tu tiempo y búscalas con tranquilidad.

Una vez que llegues, intenta saber cuál es el taxi-brousse con el que trabajan. Busca los más nuevos y con asientos más amplios, el precio es el mismo.
Aunque se tarde en llenar, al menos vas a ir más cómodo. Nosotros pagamos lo mismo que los locales, así que no te van a engañar por ahí.

Hay dos compañías privadas de taxi-brousse que son bastante más cómodos y que operan varias rutas. Una de ellas, hace la ruta desde Antananarivo hasta Morondava, el taxi-brousse es de color azul y tienes que reservar antes, la compañía se llama TRANS TSY TARA. Para ello, puedes comentarlo con la gente del alojamiento donde te quedes, que lo reserven al menos el día antes. Es algo más caro, pero al cambio puede ser un euro de diferencia. La ventaja que tienen es que hacen trayectos de punto a punto, y no paran más que para comer o breve parada para ir al baño.

Esta fue la compañía de taxi-brousse que usamos para volver hasta Antsirabe, perfecto.

La otra compañía va desde Antananarivo hasta Toliara, y la furgoneta es blanca con una banda roja, su nombre es Cotisse. Haz lo mismo, habla con las personas de tu alojamiento para que te lo reserven el día antes. Intentamos conseguir plaza, pero ya estaban agotadas el día antes.

Estas dos compañías están muy solicitadas por los malgaches, así que lo habitual es que se llenen, ya que hacen muy pocos viajes al día. Es una opción intermedia, ni un coche privado, ni el infierno del taxi-brousse mínimo, donde, sin ser muy alto, vas encogido todo el trayecto.

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