Tblisi, Tiflis en castellano es una ciudad que realmente nos gustó mucho, ya que ofrece todo lo que puedas buscar. Además de la zona más antigua y relacionada con la Ruta de la Seda, también por sus calles se ve su transformación, desde la Avenidad Rustaveli, al Parque Rike, pasando por el Catedral Nueva.
La parte más antigua de la ciudad es realmente bonita, sus calles que te llevan hasta la zona más alta, la Fortaleza de Narikala que domina la ciudad. Los baños turcos, sinagogas, iglesias ortodoxas, Avlabari y sus casas colgantes o colgadas, en fin, decenas de sitios propios de una ciudad que tiene a sus espaldas tantos siglos de historia.
En Tiflis, una parada en la Ruta de la Seda puedes leer más sobre la parte más vieja de la ciudad.
Qué ver en el Tiflis más moderno
Y cuando hablo de moderno, me refiero a los tiempos cuando la ciudad se empezó a transformar, grandes avenidas y se construyeron edificios de la Belle Epoque.
Avenida Rustaveli
Esta es la Avenida principal de la ciudad, la arteria por donde fluye el tráfico, y sí, antes de seguir me gustaría decir que esta Avenida es realmente bonita, pero muy desagradable para pasear.
La cantidad de tráfico y los tubos de escapes de los vehículos que la transitan hace que el humo de los coches te lleguen hasta lo más profundo de tus pulmones. Aún así, quisimos verla, aunque por desgracia, no la disfrutamos.
En esta, la principal arteria de Tiflis y la historia de su construcción se remonta al siglo XIX, época en la que la ciudad era dominada por los rusos. No hay que olvidar que más tarde, Georgia, fue una república soviética.
La longitud de Rustaveli es de alrededor de kilómetro y medio, y en esta distancia se concentró el poder, la burguesía y la riqueza de la ciudad en su momento. Hoy en día, queda mucho de eso aún.
Esta Avenida empieza en una de las plazas con más historia reciente de la ciudad, la Plaza de la Libertad. Historia por ser uno de los lugares donde mayores concentraciones de ciudadanos ha habido para mostrar el rechazo a sus gobernantes.
Además está la estatua de San Jorge, el patrón de Georgia. Una estatua situada a casi cuarenta metros de altura.
Una vez rebasas la Plaza de la Libertad, y te metes de lleno en la Avenida Rustaveli, lugares como el Museo Nacional de Georgia, el Museo de Bellas Artes, un pequeño pulmón para la calle con el Parque 9 de Abril, la Ópera o el Museo de Arte Moderno se convierten en los objetivos principales.
Pero además los edificios de la época, elegantes, clásicos de estilo europeo, gente, mucha gente, y como no, un centro comercial de marcas de lujo.
Casi al final de la Avenida Rustaveli está un edificio que se deja ver desde toda la ciudad, por su altura y forma curiosa. A mi personalmente no me gustó nada, edificios impersonales de cristal… es tan sólo una opinión.
Como consejo, no intentes atravesar la calle, hay pasos subterráneos. El tráfico es intenso y rápido.
Parque Rike
Este parque, paralelo al río Mktvari, es otra oda a la modernidad de cristal y forma extrañas, pero creo que en este caso, se ha sabido adaptar mucho al entorno.
Desde luego que un parque siempre es una buena noticia en la ciudad, pero si además este es muy aprovechable, qué más se puede pedir. Y es precisamente en lo que se ha convertido el Parque Rike, más allá de un centro de encuentro, es un lugar donde se celebran ferias, se hacen actividades. Nosotros disfrutamos de una de sus fiestas, en este parque junto con la Plaza de Europa, que está justo al lado, se celebró el Día de Europa con varios conciertos.
Este parque tiene básicamente dos elementos que lo hacen uno de los lugares más visitados, el Puente de la Paz y el Edificio del Teatro y Exposiciones. Este último, no sabemos si aún está terminado o no, aparentemente por fuera sí, pero nos comentaron que no se había utilizado todavía… Dos formas tubulares que convergen, de nuevo de cristal, forman este curioso edificio.
Desde el Parque Rike se puede ver también la cúpula del Palacio Presidencial, que recuerda bastante a la cúpula del Reichstag en Berlín diseñada por Norman Foster.
También desde el Parque Rike se puede tomar el teleférico que te lleva hasta la Fortaleza de Narikala, si no quieres subir andando. También es una forma de disfrutar de unas vistas diferentes de la ciudad.
Nueva Catedral o Santísima Trinidad
Este es uno de los edificios que se ven desde cualquier parte de la ciudad, y es que su dorada cúpula a más de ochenta metros del suelo, edificada sobre una colina, también vigila la fe de los residentes en la ciudad.
Y digo esto, porque la catedral es realmente nueva, tan nueva, que aún estrenada, aún no se ha finalizado. La construcción comenzó en 1995.
Por supuesto, en el interior, todavía están pintando los frescos, impresionantes. Y es que pintar los más de ochenta metros de altura a la manera de las iglesias ortodoxas tradicionales, no debe ser tarea sencilla.
La catedral se encuentra en un recinto enorme, ya su entrada, una muralla casi infranqueable, te dice lo que te puedes encontrar dentro. Todo son grandes dimensiones, las escaleras que te llevan hasta el edificio de la catedral, las cruces ortodoxas que las flanquean, el espacio alrededor. Realmente enorme.
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La verdad que Tblisi es una ciudad con bastante turismo, sobre todo rusos y otras nacionalidades de ex repúblicas soviéticas, así que si hay algo que no falta es el alojamiento de todo tipo, categoría y precio.
Nosotros fuimos durante la semana del 1 de Mayo, que es la fiesta nacional rusa, por lo que la ciudad, bueno todo el país, estaba lleno de rusos. Nos costó un poco encontrar un alojamiento que estuviera céntrico y que además su precio estuviera bastante bien, por algún motivo todo estaba carísimo.
Finalmente nos decidimos por el Red Fox Guest House. La verdad que está muy bien, es un alojamiento bastante nuevo, las habitaciones son normales y el los baños son compartidos. Además tiene el desayuno incluido.
La localización de Red Fox Guest House es muy buena, pues se encuentra a unos tres minutos o cuatro andando de la Plaza Meidan.
Tamara es la persona dueña del alojamiento y responsable, realmente una persona muy agradable que nos ayudó muchísimo y nos dio mucha información sobre la ciudad.
De hecho, en nuestra vuelta a Tiflis, para tomar el avión de vuelta, nos volvimos a quedar allí.
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