Davit Gareja, el complejo monástico de Georgia en la frontera con Azerbaiyán

Visitar Davit Gareja en Georgia es toda una aventura por varios motivos. Por un lado llegar, a pesar de no encontrarse muy lejos en kilómetros de la capital del país, Tiflis, a penas son setenta kilómetros, los últimos veinte kilómetros son un infierno por un camino con más baches y piedras que una senda de cabras.

El camino hasta Davit Gareja, sobre todo los últimos kilómetros te regalan estampas realmente bucólicas, ganado, pastos y hasta un pequeño lago.

También es una aventura acercarse hasta la frontera con Azerbaiyán, país vecino. La frontera natural y geopolítica también es este risco que se levanta en esta zona árida, así pues cuando miras al frente desde lo alto de este, la extensa planicie que ves es Azerbaiyán.

Y por último, llegar hasta un lugar tan alejado y deshabitado, “dejado de la mano de Dios”, donde en un momento de su historia estuvo habitado, y sus cuevas con sus pinturas dan buena cuenta de ello.

Un poco de historia sobre Davit Gareja

Esta visita era casi la última que nos quedaba por nuestra aventura georgiana, llegar hasta Davit Gareja, otro asentamiento de cuevas, otro monasterio vigilante. Al principio de este viaje, habíamos visitado otra ciudad cueva, Uplistsikhe.

Cuando llegas a Davit Gareja, crees que has llegado al desierto, o te encuentras cerca. También nos dio la sensación de estar en otro planeta, o casi, hasta que en medio de la nada, aparece el monasterio de Lavra.

Un poco de historia sobre el lugar siempre nos ayuda a contextualizar los sitios y entenderlos un poco mejor.

La historia de Davit Gareja se remonta al siglo VI d. C. Y se llama así porque Davit Gareja, uno de los trece padres asirios ascetas, regresó a Georgia desde las lejanas tierras de oriente medio para llevar el cristianismo hasta el último rincón de esta región caucásica.

El conjunto monástico fue una forma de adentrarse en el cristianismo a través de los frescos que aún quedan visibles en sus cuevas. Pero también este lugar sirvió como un centro de traducción de manuscritos del legado cristiano. Los mongoles invadieron este lejano lugar y destruyeron el lugar en el siglo XIII, pero por suerte, no lo hicieron completamente. Un siglo más tarde se reconstruyó el lugar.

No duró mucho en pie, pues el Sha Abba y sus soldados llegaron hasta este recóndito lugar y mataron a la totalidad de los monjes que lo habitaban, más de seis mil, arrasándolo.

Pero aún queda más, durante la época soviética, este lugar se usó como zona de ejercicios militares, y siguieron con la destrucción de lugar.

Por suerte, finalmente los mismos soviéticos reconstruyeron el monasterio principal, Lavra, y actualmente está habitado por monjes, dándolo vida. Junto con estos monjes hay un pequeño destacamento del ejército que vigila la frontera con Azerbaiyán, de hecho verás varios de ellos situados en lo más alto, medio escondidos con sus correspondientes kalashnikovs.

Qué ver y hacer en Davit Gareja

Como he comentado antes, hay un monasterio principal, llamado Lavra, que está reconstruido y en pleno proceso de mejora. Cuando entré me recordó al castillo de Bran en Rumanía, salvo por las cuevas que había en una de las paredes que forman el recinto.

Puedes moverte tranquilamente por el lugar, subir, bajar, meterte por los recovecos, buscar esos rincones con tanta historia.

La verdad que cuando vimos este monasterio, nos dio la sensación de haber llegado tan lejos, sólo para ver este edificio, pero la sorpresa llegó más tarde, cuando salimos de monasterio por otra puerta y seguimos un sendero.

Subiendo llegamos hasta otro pequeño recinto excavado en una roca, La Cueva de las Lágrimas de Davit, donde también se encuentra en un sistema de recogida de agua, muy necesaria en una zona tan desértica. La verdad que es bastante curioso, y a partir de ahí, comenzamos a subir por un camino hasta lo más alto.

Allí es donde nos encontramos con los militares, pero su actitud era de lo más tranquila. La verdad que nos sorprendió ver militares en esa frontera. Se supone que la relación entre ambos países, Georgia y Arerbaiyán no es mala… pero bueno, en ciertos lugares del mundo nunca sabes.

Las vistas desde esa zona tan alta, realmente merecen la pena, mirar al horizonte y sentirte en uno de los confines de Europa con Asia es una agradable sensación de lejanía del mundo.

A partir de ese punto es donde seguimos un sendero que nos llevó por las diferentes cuevas decoradas con pinturas cristianas, antiquísimas. Este conjunto se llama Udabno

Este camino está delimitado con estacas de hierro y un cable de acero, en algunos momentos vas a necesitar apoyarte en él para moverte por el estrecho camino. Ten cuidado al andar, aunque creo que es bastante difícil que te puedas resbalar y caer hacia abajo (es un repecho con una importante pendiente, no es acantilado).

Nos dijeron, aunque no lo sabemos con certeza, que esas estacas y cable son la frontera geopolítica con Azerbaiyán, así que sin darnos cuenta, pasamos la frontera, demasiado fácil me parece a mi…

La verdad que tuvimos bastante suerte, ya que a penas nos encontramos con media docena de personas por este camino. De modo que pudimos disfrutar de un paseo casi en soledad y entrar en estas cuevas con esas pinturas antiquísimas, siglos viendo pasar la historia frente a ellas.

Al final de este camino había una especie de mirador. Echar la mirada al frente y sentir que estábamos en un lugar remoto, y en una frontera divisando Azerbaiyán fue una sensación que a mi particularmente me gustó mucho. Quizás sentir esa soledad, un horizonte infinito donde a lo lejos se veía una ciudad, ya en Azerbaiyán, un día con sol… fueran las razones de disfrutar tanto de Davit Gareja.

Al final, la visita a este complejo duró alrededor de dos horas y media, eso sí, bajo un sol de justicia. Nosotros fuimos en Mayo, que no es la época más calurosa, además, gracias a la floración de la primavera, había flores amarillas que daban un poco de pintura y alegría al lugar.

Llévate agua, una gorra y si tienes, calzado de montaña. Dicen que por esta zona hay víboras venenosas, la verdad que nosotros no vimos ninguna, y eso que fuimos en Mayo, y la época de mayor presencia es de Abril a Junio. En cualquier caso, mira siempre donde pones el pie y donde te apoyas con la mano.

Cómo llegar hasta Davit Gareja

Hay varias formas de llegar a Davit Gareja.

Puedes ir en mashkruta desde Tiflis hasta Sagarejo, y desde allí coger un taxi que te lleve directamente hasta Davit Gareja. Quizás sea la forma más económica, pero también la más lenta. Estas mashkrutas salen desde la estación de autobuses de Navtlugi y tardan en llegar alrededor de una hora hasta Sagarejo. Y luego allí tienes que buscar un taxi que te lleve y traiga desde esta localidad, para después tomar la mashkruta de vuelta a Tiflis.

Existen excursiones directas desde Tiflis hasta Davit Gareja con la compañía Gareji Line durante los meses de Abril a Octubre. Salen unos mini buses desde la calle Pushkin, cerca de la Plaza de la Libertad. El horario de ida es a las 11 de la mañana y suelen volver a las 7 de la tarde. Puedes echar un vistazo a su página de Facebook, y preguntar en tu alojamiento para asegurarte del horario y disponibilidad de asientos. https://www.facebook.com/gareji.line/

La tercera opción y la más cara es contratar un coche con conductor. Lo hicimos a través de nuestro alojamiento, y ya habíamos ido con él hasta Kazbegi pasando por Jvari, Msktheta y Ananuri por la carretera militar georgiana. Esta es la opción que decidimos nosotros, y es que por la tarde nos íbamos a Ereván en el tren nocturno, así que necesitábamos estar a tiempo en Tiflis y hacer la última visita a la Catedral Nueva de la ciudad. Pagamos 100 lari, unos 35 euros, y nos llevó hasta Davit Gareji, nos esperó y nos trajo de vuelta a Tiflis, haciendo parada en la catedral y dejándonos en la estación de trenes de Tiflis.

Alojamiento en Tiflis

La verdad que Tblisi es una ciudad con bastante turismo, sobre todo rusos y otras nacionalidades de ex repúblicas soviéticas, así que si hay algo que no falta es el alojamiento de todo tipo, categoría y precio.
Nosotros fuimos durante la semana del 1 de Mayo, que es la fiesta nacional rusa, por lo que la ciudad, bueno todo el país, estaba lleno de rusos. Nos costó un poco encontrar un alojamiento que estuviera céntrico y que además su precio estuviera bastante bien, por algún motivo todo estaba carísimo.

Finalmente nos decidimos por el Red Fox Guest House. La verdad que está muy bien, es un alojamiento bastante nuevo, las habitaciones son normales y el los baños son compartidos. Además tiene el desayuno incluido.

La localización de Red Fox Guest House es muy buena, pues se encuentra a unos tres minutos o cuatro andando de la Plaza Meidan.
Tamara es la persona dueña del alojamiento y responsable, realmente una persona muy agradable que nos ayudó muchísimo y nos dio mucha información sobre la ciudad.

De hecho, en nuestra vuelta a Tiflis, para tomar el avión de vuelta, nos volvimos a quedar allí.

En el siguiente enlace, Red Fox Guest House, puedes ver la disponibilidad de fechas, precios y más fotos sobre este alojamiento.
También puedes ver más opciones en el siguiente enlace, Alojamiento en Tiflis.

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