En mi segunda visita a Copenhague, no quería perderme la visita al Parque de atracciones Tivoli. Y esto se debía a varias razones, por un lado, la primera vez en la ciudad, entre unas cosas y otras, tan sólo pasé por delante de la puerta de entrada.
La segunda razón es que además es uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo, y a los habitantes de Copenhague les encanta pasear por sus jardines. Así que algo tendría que tanto gustaba a propios y extraños.
Así que en mi segunda visita a Copenhague pude disfrutar de un paseo por estos jardines, y aviso, merece realmente la pena.
Para empezar, y ponernos un poco en contexto, voy a contar la historia, los orígenes de este parque de atracciones.
Historia del Tivoli
Tenemos que remontarnos al año 1843, exactamente el día 15 de Agosto cuando este parque de atracciones y sus jardines se abrieron al público, en Vesterport, la puerta Oeste de la ciudad.
El origen está en la situación política del momento, una monarquía absoluta, y algo que siempre ha funcionado, opio para el pueblo.
Así que con esta combinación, Georg Carstensen, el fundador de este parque de atracciones, fue capaz de convencer al rey Cristian VIII de Dinamarca para que, con la creación de este lugar, los habitantes de la ciudad, estuvieran entretenidos, y así no pensaran en política. Y parece que dio resultado, pues desde el primer día fue todo un éxito, que después de casi dos siglos, aún perdura.
Poco más tarde, alrededor del Tivoli se construyeron otras dos edificaciones emblemáticas, el Ayuntamiento y la Estación Central. Así pues, se convirtió en una especie de epicentro de la ciudad.
En la actualidad, más de cuatro millones de personas, que se dice pronto, lo visitan anualmente, y lo curioso es que la mayoría son daneses. También a los suecos les gusta este parque de atracciones.
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Pues nada más entrar, llama la atención la cantidad de color verde que rodea, y por su puesto los jardines como tal.
Pero lo que más nos llamó la atención fue el Teatro de la Pantomima, que además estaba en plena función. Eso sí, con nuestro nivel de danés, nulo, no nos enteramos de nada, pero el ambiente estaba muy entretenido.
Frente a este bonito teatro al aire libre se encuentra un enorme Palacio Árabe,. Por dentro no hay nada que ver, si no más bien de comer, ya que es un enorme restaurante llamado Nimb.
A partir de este momento, decenas de atracciones, que ahora diríamos de “estilo vintage” aparecen por todos los lados. Quizás, lo que más me gusta del Tivoli, es que mantiene la estética de la época en la que fue creado.
Es cierto que la vertiginosa montaña rusa, aunque mantenga el estilo inicial, ya no es de madera, ya no cruje. Pero la decoración te lleva a tu más tierna infancia.
Esta montaña rusa parece recorrer todo el parque, con vagones a una velocidad vertiginosa y haciendo piruetas no aptas para quienes tienen vértigo.
Hay coches de choque, lanzaderas que te mandan alto, muy alto. Son decenas de atracciones para niños y adultos, pero es mejor que te des un paseo por estos Jardines Tivoli y los descubras y disfrutes.
No sólo atracciones
Dentro del Tivoli también hay una especia de Chinatown, con farolillos rojos, con una puerta que te da la bienvenida. Y por supuesto, con puestos de comida oriental.
Si hay decenas de atracciones, hay muchos más lugares donde comer de todo, desde comida rápida, hasta lugares donde sentarte tranquilamente y disfrutar de una buena comida y unas buenas vistas.
De hecho, hay una gran lago, con la Fragata de San Jorge a tamaño real. Y por los alrededores varios lugares donde descansar y comer a gusto.
Otro edificio que parece llevarte a otro lugar es la Pagoda, de estilo chino, te hace pensar si estás en Asia, o si estás en el Jardín Inglés de Munich.
También dentro del recinto hay más actividades como teatro y conciertos. Pero no sólo teatro al aire libre, como el del Teatro de la Pantomima. Hay un recinto llamado el Teatro de Cristal, y también una sala de conciertos.
Si tienes suerte, a finales de Septiembre se hace la fiesta del fin del verano. El último domingo de Septiembre, hay una sesión de fuegos artificiales. Y es que el Tivoli es parte de la vida de los habitantes de Copenhague, de su infancia, donde los sueños vuelven.
Horarios y precio
De Domingo a Jueves, el Tivoli está abierto de 11am hasta las 23pm, y los jueves y viernes abre de 11am hasta media noche.
Pero también es cierto, que no siempre está abierto, pues entre los periodos de reparaciones y mantenimiento, Enero y Febrero. Además de los periodos entre “estaciones” que aprovechan para cambiar la decoración.
Y es que en Navidades la decoración es completamente diferente a la que hay en verano, primavera o Halloween.
Puedes echar un vistazo a los horarios en la web oficial del Tivoli en este enlace.
El precio es de alrededor de 15 euros, pero esto sólo incluye la entrada a los Jardines. Los menores de siete años no pagan entrada.
Si quieres montarte en alguna de las atracciones, deberás pagarlo a parte.
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