A dos horas de tren de Yangón, en preferente, asientos de madera y los birmanos mirándote y con ganas de contarte cosas, llegaremos a Bago, también conocida como Pego, una ciudad partida en dos debido a la carretera Yangón-Bago-Mandalay.
Un tráfico constante de camiones de mercancías, motos, bicis, tuk-tuks, hacen que la actividad de sus habitantes se concentre ahí. En Bago siempre hay movimiento, aunque sea una ciudad de paso, no solamente se pasa, si no que también hay que parar.
La carretra que divide al pueblo a Bago en dos, hace que las distancias no sean excesivas, pero el uso del tuk-tuk es una opción que no debemos despreciar.
Qué ver en Bago
Buda reclinado Naung Daw Gyi Mya Tha Lyaung
Adentrarse en las calles aledañas, es adentrarse en la vida rural birmana, caminar en busca de sus pagodas poco accesibles pero impresionantes.
Esta ciudad posee el Buda reclinado más grande del mundo, incluso se dice que el más grande que el de Bangkok.
Este Buda tiene 82 metros de largo, ahí es nada. Desde luego, son unas proporciones increíbles. Además, lo más curioso de este Buda, es que es de reciente construcción, pues se terminó en el 2002.
Pagoda Shwemawdaw
Sin duda es uno de los lugares más vistoso de Bago, y son decenas de personas las que se van acercando hasta la entrada por la carretera que te lleva hasta allí.
Tengo que decir que la Pagoda de Shweéagon en Yangón es mucho más impresionante, pero lo que quizás no te imagine cuando la veas, es que esta, la pagada de Bago el algo más alta que la de Yangón, son casi quince metros los que la convierten en la pagada más alta de todo el país.
Como en todas las pagodas del país, hay que quitarse el calzado para poder entrar en ella.
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Hasta esta apartada escuela llegamos metiéndonos por caminos de arena y barro. Realmente no sabíamos hacia dónde nos dirigíamos, pero una de las cosas que te regala Myanmar, es encontrar lo cotidiano alejado del turismo. Momentos y lugares que no se aparecen en ninguna guía, que simplemente encuentras, y que resultan ser increíbles.
Aparecimos a la puerta de la escuela cuando los niños estaban disfrutando de un descanso, de su recreo. No quisimos interferir en su día a día, pero lo cierto es que una vez que nos vieron, ya no podíamos escapar. Realmente tampoco queríamos, y fueron los profesores los que nos invitaron a visitar la escuela y a contarnos un poco sobre ellos, y preguntarnos por nosotros.
Los birmanos tienen unas terribles ganas de saber qué pasa más allá de sus fronteras.
Cómo ir de la estación de trenes a la estación de autobuses
Desde la estación de trenes a la estación de autobuses hay un par de kilómetros. Si vamos andando, serán muchos y muchas las que te van a intentar llevar a agencias de viajes para que compres el billete de autobús al Lago Inle a un precio más alto que lo que cuesta en la estación de autobuses.
Seguro de viaje Myanmar
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